miércoles, 5 de marzo de 2008

el enfado del viento

Rosa de los vientos vista desde la Torre de Hércules en A Coruña, la cual
fue construida como faro de navegación por los romanos en el siglo II d.C.
(foto: Xavier Correa Corredoira)

Los "dioses del viento" deben andar molestos por algo. No dejan de agitarse y doblegarnos con sus azotes persistentes alocadamente enfurecidos.

Según la popular mitología griega de Anemoi, sería Bóreas el que ahora mismo andaría haciendo de las suyas por estos lares. Y aunque lejos queda de mi alcance algún conocimiento certero en meteorología moderna, pues afirmo que parece del norte la fuerza y frialdad de este viento que nos visita creándonos este fuerte dolor de cabeza, que acostumbra a venir acompañado, de cierta desestabilidad física y emocional inclasificable; molesta, insistente, persistente.

Qué misteriosa, y a la vez lógica, interacción de los fenómenos naturales en nuestras propias percepciones físicas y psicológicas. Insisto en que somos como una especie de espejos biológicos de nuestro entorno. Un planteamiento para hacernos pensar más en que nuestra propia salud vendrá a menudo precedida por estímulos externos naturales. Pensamientos para empezar a dar más importancia a eso de cuidar nuestro planeta azul, para que este se porte con nosotros también lo mejor posible.

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