domingo, 30 de septiembre de 2007

me deshago

A veces me deshago en preguntas. En ocasiones aparecen casi sin importancia, pero ahí están… rondándome. Dicen que preguntarte mil cosas es al fin y al cabo estar viva. Ese afán de curiosidad diario, horario… que te asedia sin tú quererlo. Acabo cuestionándome una y otra vez si estoy en lo cierto o no. Pero a veces ese constante divagar me paraliza, me otorga el sentido inverso. Y mi mente calla, como inerte. Alguna especie de endorfina la enmudece y la calma. Recursos espontáneos que nuestro mecanismo natural incomprensible nos ofrece para salir del paso y seguir adelante.

insensata

A veces creo que puedo tocarlo todo. Maldita poetisa ensimismada... Menudas formas insensatas que te rondan. ¡Vete a saber dónde te llevaran tus sueños!

sábado, 29 de septiembre de 2007

"parajodas" de un mundo raro

Guerras por la paz - Muerte de inocentes
Jueces corruptos - Asesinos impunes
Leyes quietas - Democracia perdida
Políticos sin ética - Política apocalíptica
Abogados del diablo - Diablos a salvo
Militares franquistas - Franquistas militando
Homofobia vigente - Cerebros podridos
Publicidad excesiva - Mentes en blanco
Propaganda escondida - Delito subliminal
Ecología moderada - Contaminación agresiva
Animales maltratados - Humanos crueles
Familias sin hogar - Hogares vacíos
Niños sin infancia - Adultos enfermos
Mujeres vejadas - Hombres frustrados
Penas con muerte - Inocentes muertos

viernes, 28 de septiembre de 2007

cosas del querer... o no querer

Querer o no querer: a veces esa parece la única cuestión, aunque nos empeñemos en negarlo. El género humano somos tan jodidamente complejo… que para nosotros todo es relativo. Tal vez nos escondamos de lo sencillo, y acudamos a la respuesta complicada de la teoría de la relatividad; que segura estoy que nadie sabe a ciencia cierta qué significa y cómo se debe aplicar a lo cotidiano. Bueno, igual la cuestión en sí se salga de eso, de lo monótonamente cotidiano y… ya no sepamos muy bien de qué, de quién estamos hablando y la acabemos liando pero bien.

Sería honrado reconocer que… Puede ser que todo se base más bien en el egoísmo y la inmadurez reincidente que algunos seres imperfectos vamos paseando por ahí. Siempre acabamos salpicando a los demás; a menudo a la gente que más queremos. Claro, nos excusamos así. Suena asqueroso e hipócrita: excusarse. Sin darnos cuenta, un guiño aquí y otro allá, nos ganamos la compasión de nuestras víctimas y acaban ellos mismos siendo cómplices de nuestros vanos logros.

Ya. Es increíble ver como todo se mueve, lento o rápido. Como somos a veces incapaces de pillar el ritmo justo a los cambios, sean cuales sean. Queramos o no es lo que ocurre, todo se mueve, todo va y viene. Y a veces nos gustaría quedarnos parados y que la corriente nos llevara, para eludir responsabilidades y lumbalgias incesarias.

jueves, 27 de septiembre de 2007

mis vertidos invertidos

Creo sinceramente que todos necesitamos un vertedero de anécdotas cotidianas. Un lugar donde dejar los sinsabores del día a día. Un rincón físico o hipotético donde poder estallar tipo big bang y dejar nuestra mierda. Donde ponga claramente: "el contenido de este apartado podría herir su sensibilidad". Un apartado aparte, vamos. Un sitio para hacer ciertas necesidades verbalmente necias, algo locas... pero con clase y cierta poesía, eso también.
Espero no dejar mucho desperdicio inútil por aquí, que al menos me sirvan para aprender algo. No estaría mal.

¿Perderme? ...Tal vez

Puentedey (Burgos) - foto: E.G.


Tal vez… me pierda voluntariamente en la naturaleza y me enrede entre verdosa vegetación de frondosos bosques que lleven hacia el norte, allá donde El Camino se adivina y sus señales empiezan a ser visibles más allá del indicio humano.

A medio andar entre Las Merindades y Liébana, donde todo cobra un encanto especial, de aromas frescos y sanos. Lugar de valles y montes; de ríos, lagos y hondos cañones, donde antaño, a borbotones esculpía el agua surcos de tierra y bravas peñas. Allí donde los pozos son azules y las nubes llueven agua limpia cada poco sobre montañas hambrientas de vida. Donde la música es simplemente el viento que sopla en el oído del que sabe escuchar y callar a tiempo.

Tal vez... camine entre rocas que han visto pasar los siglos de forma impetuosa abriendo sendas, contándonos historias dormidas. Poderosas puertas del milenario inframundo cavernario, que atesora riachuelos de subterránea belleza y paredes de suculentas formas en inhibido y lento estado de gestación. Hermoso mundo el que subsiste bajo señoriales árboles, los cuales también dan cobijo a las entidades invisibles que custodian el orden natural de la Madre Tierra.

Entre paso y paso, tal vez… repose el cansancio en plena ruta románica, a los pies de algún templo repleto de signos ocultos en su piedra labrada a conciencia por antepasados que perpetuaron su vida de magia y búsqueda. Ojala beba el buen vino de una de esas posadas viejas y campechanas, que ofrezca buen queso curado a sus caminantes y algún rincón tranquilo al amparo de un fuego cálido y reconfortante donde poder seguir vislumbrando la huída requerida.

Proseguiré hacia el oeste, dejando atrás las agrestes colinas donde todavía trotan los asturcones en libertad. Tal vez llegue tan lejos como para poder hallar descanso en Santiago: lugar de peregrinos, santos y paganos. Cúspide de antagónicas culturas ancestrales que de leyendas compartidas fueron custodias. De hombres y mujeres comunes, que llenos de esperanza partían hacia tierras de júbilo espiritual.

Reposada y tranquila, tomaré e intentaré interpretar las enseñanzas simbólicas de "El Pórtico" y marcharé con cierto apremio, pues dicen que, realmente El Camino, no acaba hasta Fisterra: O fin do mundo, o fin da terra.

(Aún así, el verdadero camino está dentro de nosotros mismos. Tal vez, los caminos físicos, a menudo sean guías iniciáticas para buscar ese camino espiritual que todos anhelamos. Afortunado aquel que lo encuentre y sepa seguirlo con paciencia, sosiego, humildad, amor y sabiduría).

domingo, 16 de septiembre de 2007

Belleza rara, de flores raras

fotos: E.G.
Yo también busco de vez en cuando flores extrañas en lugares indómitos. Tal vez quiera conocer el misterio que las mantiene vivas sin ni siquiera alimento, lejos de casi todo lo establecido. De extraordinaria belleza, poco común. Puedes lanzar una leve mirada al infinito y verlas brillar, tranquilas, moviéndose con el viento agitado de una tarde de otoño.

Flores para no arrancar, no aptas para adornar lugares de inertes formas creados por la mano humana. Su lugar está donde la naturaleza dictamine, que con sus leyes sabiamente azarosas, nos va regalando bodegones de hermosa vida silvestre inamovible.

Sencillamente puedes admirarlas en su hábitat, olerlas, rozarlas, fotografiarlas con o sin objetivo y finalmente perderlas de vista tras tus pasos. No son propiedad de nadie. Son del sol cegador… que apunto está de abrasarlas, del aire… a veces poco oxigenado, de la brisa del mar embravecido, del cielo ventoso, de la tierra árida y seca, de las rocas austeras y erosionadas que… seguirán abrazando a sus generaciones venideras entre sus recovecos húmedos y cavernosos.