jueves, 20 de diciembre de 2007
Espíritu Navideño... (allá donde estés)
jueves, 6 de diciembre de 2007
destellos de miel
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Remolinos
lunes, 5 de noviembre de 2007
cambio climático
Hacia ti
martes, 30 de octubre de 2007
el pacto de la espera
domingo, 28 de octubre de 2007
mañana de sol lluviosa
viernes, 26 de octubre de 2007
curioso
martes, 23 de octubre de 2007
una de las crueles imágenes del día
lunes, 15 de octubre de 2007
Miradas
domingo, 14 de octubre de 2007
temo
lunes, 8 de octubre de 2007
un lunes
Hoy es un lunes normal. Todo comienza más o menos como debe, sin contar con mi ligera afonía; residuo de un molesto resfriado. El tiempo parece que corra lento, pero no es así; es otra ilusión de mi soledad ocasional. Así que nada, no me extenderé demasiado, que esta poetisa también tiene más cosas cotidianas que hacer a su alrededor que escribir versos y textos de prosa desvariada.
En la televisión se habla de conspiraciones extrañas, como si de una película se tratara. De desapariciones, sin solución aparente. De asesinatos. De marginalidad. De inmigración. De maltrato. De organizaciones terroristas. De las tropas en Afganistan. ¡Ah! y de las injurias a la corona y... del himno nacional, como si no hubiera cosas más importantes que discutir y solucionar.
A veces este mundo parece sometido a un sinsentido continuo y cuento con que no me queda otra opción que hacer del mío propio; algo habitable, creativo, con cierta lógica. No siempre es fácil. En ocasiones tengo la sensación de que mi ritmo es completamente diferente al del mundo que me rodea.
sábado, 6 de octubre de 2007
Educación para la ciudadanía
reptil cavernario
viernes, 5 de octubre de 2007
insignificantes
jueves, 4 de octubre de 2007
tragos color whisky
No obstante, me gustan los días lluviosos. Tienen algo que se parece a mí, por eso mismo deberé intentar que no sea demasiado esfuerzo llevarme bien con esta tarde gris que tengo por delante. Tal vez extraiga algunas notas de esas seis cuerdas que hoy amanecieron mudas y escupa a la vez algunas letras… casi mecánicas, que broten del subconsciente y que digan lo que mi consciente esconde. O me deje de historias y me ponga a escuchar el silencio y encuentre algo por lo que dar rienda suelta a la imaginación, que en ciertas ocasiones, parece como dormida, o sencillamente inexistente. Igual ella también merezca un descanso... de vez en cuando.
miércoles, 3 de octubre de 2007
soledad
martes, 2 de octubre de 2007
isla imaginaria
lunes, 1 de octubre de 2007
domingo, 30 de septiembre de 2007
me deshago
insensata
sábado, 29 de septiembre de 2007
"parajodas" de un mundo raro
Políticos sin ética - Política apocalíptica
Homofobia vigente - Cerebros podridos
Publicidad excesiva - Mentes en blanco
Propaganda escondida - Delito subliminal
Ecología moderada - Contaminación agresiva
Animales maltratados - Humanos crueles
Familias sin hogar - Hogares vacíos
Niños sin infancia - Adultos enfermos
Penas con muerte - Inocentes muertos
viernes, 28 de septiembre de 2007
cosas del querer... o no querer
Sería honrado reconocer que… Puede ser que todo se base más bien en el egoísmo y la inmadurez reincidente que algunos seres imperfectos vamos paseando por ahí. Siempre acabamos salpicando a los demás; a menudo a la gente que más queremos. Claro, nos excusamos así. Suena asqueroso e hipócrita: excusarse. Sin darnos cuenta, un guiño aquí y otro allá, nos ganamos la compasión de nuestras víctimas y acaban ellos mismos siendo cómplices de nuestros vanos logros.
Ya. Es increíble ver como todo se mueve, lento o rápido. Como somos a veces incapaces de pillar el ritmo justo a los cambios, sean cuales sean. Queramos o no es lo que ocurre, todo se mueve, todo va y viene. Y a veces nos gustaría quedarnos parados y que la corriente nos llevara, para eludir responsabilidades y lumbalgias incesarias.
jueves, 27 de septiembre de 2007
mis vertidos invertidos
¿Perderme? ...Tal vez
A medio andar entre Las Merindades y Liébana, donde todo cobra un encanto especial, de aromas frescos y sanos. Lugar de valles y montes; de ríos, lagos y hondos cañones, donde antaño, a borbotones esculpía el agua surcos de tierra y bravas peñas. Allí donde los pozos son azules y las nubes llueven agua limpia cada poco sobre montañas hambrientas de vida. Donde la música es simplemente el viento que sopla en el oído del que sabe escuchar y callar a tiempo.
Tal vez... camine entre rocas que han visto pasar los siglos de forma impetuosa abriendo sendas, contándonos historias dormidas. Poderosas puertas del milenario inframundo cavernario, que atesora riachuelos de subterránea belleza y paredes de suculentas formas en inhibido y lento estado de gestación. Hermoso mundo el que subsiste bajo señoriales árboles, los cuales también dan cobijo a las entidades invisibles que custodian el orden natural de la Madre Tierra.
Entre paso y paso, tal vez… repose el cansancio en plena ruta románica, a los pies de algún templo repleto de signos ocultos en su piedra labrada a conciencia por antepasados que perpetuaron su vida de magia y búsqueda. Ojala beba el buen vino de una de esas posadas viejas y campechanas, que ofrezca buen queso curado a sus caminantes y algún rincón tranquilo al amparo de un fuego cálido y reconfortante donde poder seguir vislumbrando la huída requerida.
Proseguiré hacia el oeste, dejando atrás las agrestes colinas donde todavía trotan los asturcones en libertad. Tal vez llegue tan lejos como para poder hallar descanso en Santiago: lugar de peregrinos, santos y paganos. Cúspide de antagónicas culturas ancestrales que de leyendas compartidas fueron custodias. De hombres y mujeres comunes, que llenos de esperanza partían hacia tierras de júbilo espiritual.
Reposada y tranquila, tomaré e intentaré interpretar las enseñanzas simbólicas de "El Pórtico" y marcharé con cierto apremio, pues dicen que, realmente El Camino, no acaba hasta Fisterra: O fin do mundo, o fin da terra.
(Aún así, el verdadero camino está dentro de nosotros mismos. Tal vez, los caminos físicos, a menudo sean guías iniciáticas para buscar ese camino espiritual que todos anhelamos. Afortunado aquel que lo encuentre y sepa seguirlo con paciencia, sosiego, humildad, amor y sabiduría).
domingo, 16 de septiembre de 2007
Belleza rara, de flores raras
Flores para no arrancar, no aptas para adornar lugares de inertes formas creados por la mano humana. Su lugar está donde la naturaleza dictamine, que con sus leyes sabiamente azarosas, nos va regalando bodegones de hermosa vida silvestre inamovible.
Sencillamente puedes admirarlas en su hábitat, olerlas, rozarlas, fotografiarlas con o sin objetivo y finalmente perderlas de vista tras tus pasos. No son propiedad de nadie. Son del sol cegador… que apunto está de abrasarlas, del aire… a veces poco oxigenado, de la brisa del mar embravecido, del cielo ventoso, de la tierra árida y seca, de las rocas austeras y erosionadas que… seguirán abrazando a sus generaciones venideras entre sus recovecos húmedos y cavernosos.
martes, 10 de julio de 2007
Buscando mi ausencia
En ocasiones siento nostalgia de mi paz muda, serena y callada. Y encuentro, en el ausentarme de mí misma, el refugio necesario.
miércoles, 6 de junio de 2007
S.I.G.L.A.S
Perdida y pasajera; como una pequeña partícula de arena entre la agitada ventista desértica, vuelo de duna en duna cada noche. Inocente inconstante; pero cómplice al fin y al cabo de mi vulnerabilidad forzada entre agresivas ráfagas escultoras de tiempos y espacios. Entremezclo así mi cuerpo en multitudes, hasta que el torbellino giratorio me atrape de nuevo para llevarme donde su azar dictamine. Nada, nadie impide de nuevo mi viaje. Sólo la luz venidera de una mañana en calma, apacible y serena me hará recobrar la consciencia. Obro en consecuencia, y recojo los enseres de mi conciencia; ante la perseverancia acechante de otro viento loco de medianoche que... ya llega.
Quizá un aguacero repentino y fortuito me moje, me hiele, me apelmace y me convierta en rosa desértica. Un joven y temporal afluente podría también desplazarme hasta un lejano oasis, de aguas cristalinas y verdes palmeras; para reforzar sus raíces con mis minúsculas formas y mis desorientadas maneras. Exagerado sería ya evaporarme y pilotar una nube sin rumbo; para volver a ser llovida, con mi fragilidad inicial y sin mi espejo corpóreo. Rara, extraña y despojada de mi yo quieto... miraré hacia adelante. Es posible todo en este umbral evolutivo y reiteradamente metamorfósico. Reviviré pues en cualquiera de mis formas, como las siglas del tiempo, que con sus puntos minúsculos y sus mayúsculas letras escribirán de nuevo la historia venidera, incluso antes de ser dictada por los exaltados trazos de los acontecimientos.
martes, 15 de mayo de 2007
Prejuicios
Algunos vamos ignorándolos casi inconscientemente, dejándolos caer por el camino, así de forma deliberada, indolora. Ni siquiera oficiamos una despedida. Y es que, sincera y llanamente, deseamos beber con apremio de las sabias enseñanzas que proceden su marcha, agradeciendo así su partida para mayor comprensión de nosotros mismos y nuestro alrededor.
También pueden volverse como diminutos fragmentos de arenisca, que acaban disolviéndose muy poco a poco en el transcurso de nuestro viaje y estancia, nuestros amores y desamores, nuestras amistades ganadas y perdidas, nuestros miedos, nuestros valores… y previsiones futuras. Y tal vez nos toque incluso esperar a que el poso de nuestra estabilidad se asiente y asimile nuestro nuevo estado de evolutiva consciencia.
Hay casos en los que es brusco el desengaño, de entre nuestros equivocados pensamientos erróneamente sólidos y nuestro floreciente espíritu de aceptación y crecimiento personal. Es entonces cuando los tiramos al mar; con gran decisión, convencida y concienzudamente felices; liberando sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos antaño atados a nuestros temores educacionales conservadores, a nuestra idea de seguir la corriente que nos marcan las modas; nuestro entorno, los medios acaparadores que nos contaminan y demás influencias poco convenientes.
Por supuesto, es un gran error arrojarlos en tejado ajeno para deshacernos de ellos; pero lamentablemente, sigo percibiendo esta práctica demasiado habitual y cercana. Y es que tal vez no sea ya cuestión de querer abandonarlos, sino de cómo hacerlo. Aunque en caso contrario, y ante la contrariedad necia e impetuosa de quererlos conservar, seamos capaces de reconocer y combatir con humildad los perjuicios que pueden propinarnos nuestros propios prejuicios y prejuiciados.
Yo no me he percatado si tengo el tejado demasiado lleno. Pero... ¿quién no ha escuchado repicar sobre su azotea algún leve chasquido sospechoso? Seguramente, antes de subir a echar un vistazo... vacíe mis bolsillos tranquilamente y me siente a sopesar lo que encuentre. Estoy segura de que acabaré aprendiendo algo de mí misma antes de que los demás me insinúen algo equivocado y viceversa.
miércoles, 18 de abril de 2007
Cuando éramos felices
Nos encantaba ir montaña arriba, no teníamos miedo a nada. Bueno, sí… ¡¡¡El jefe de la pandilla contraria tenía una puntería magnífica con el tirachinas!!! Siempre sabía cómo invadir nuestro territorio y sorprendernos, jeje. Éramos capaces de armar una “guerra” por un bocata de crema de cacao con avellanas. Aunque el compañerismo era lo que primaba en el barrio, sobre todo dentro de nuestros miembros. Entonces era difícil saber cuándo terminaba la amistad y dónde empezaba aquel sentimiento de compañerismo acérrimo y familiar que… raramente se da cuando creces. Éramos semejantes felizmente algo asilvestrados, niños y niñas de las afueras… del Barri de L’Estació.
Pero sí, era el verano nuestra más ansiada espera. Yo limpiaba mi bicicleta como una loca, hasta que relucía como si fuera nueva. Recuerdo nuestros primeros paseos por el barrio, algunos ni siquiera sabíamos pedalear sin aquellas peculiares ruedas de apoyo. Aunque los más rezagados, debíamos espabilarnos, si no queríamos ser el centro de las bromas de los más hábiles.
Hacíamos muchas excursiones a la playa en bici, porque nos encantaba ir a recoger almejas y cangrejos; pues entonces, metías la mano a unos dedos por debajo de la arena y ya pescabas simplemente en la orilla, justo donde rompían las olas. Al atardecer llegábamos a casa, cansados, llenos de salitre y seguramente algun@ traía las pinzas de algún cangrejo marcadas en alguna parte del cuerpo. Pero qué más daba... ¡¡¡llegaba la hora de saborear la cena lo antes posible!!!
Por la noche... improvisábamos un campamento montando las bicicletas en círculo mientras nuestras madres nos cocinaban la pesca de la tarde. Entre bocado y bocado, nos organizábamos cual consejo de viejos sabios.
Después de la cena, jugábamos al escondite con la tripa bien llena, para terminar la noche pasada la una de la madrugada molestando a algún vecino de bien, que simplemente pedía poder descansar de tanto griterío callejero.
En aquella barriada alejada de casi todo no teníamos muchas comodidades como los niñ@s del centro; pero desde allí se veía tan bien el mar... Y llegaba el viento de levante con mucha facilidad. Todo olía a flor de azahar en primavera y a pino verde desde mayo hasta septiembre.
Sí, la verdad es que éramos muy felices. Y felices debe hacernos ahora recordarlo, aunque sólo sea para no perder la memoria y ser conscientes de la suerte que tuvimos.
* para toda la pandilla del Barrio San Marcos, retoños de entre el 73 y el 80 *
miércoles, 3 de enero de 2007
Hoy, como ayer
Hoy una mañana apacible... llena de tu recuerdo nos visita de nuevo; esta vez con el desaliento en calma, vacío de desconsuelo y de cualquier otro sentimiento perdido (...)