domingo, 8 de junio de 2008

Me recuerdo...

Me recuerdo frágil, escribiendo relatos en noches calladas como esta. Revolviendo sueños de nadie para encontrar el mío propio. Indagando poesía y músicas imposibles casi en completo silencio... Al amparo de las luces de la vieja estación de ferrocarril, que parecía espectante al asomo de la dormidera repentida que pudiera sorprenderme en la tarea.

Luz tenue, lápiz, papel y poco más. Guitarra, tal vez, como mudo instrumento o improvisado escritorio, que sobre mis rodillas soportaba mis toscas notas de ininteligible caligrafía oblicua. Ventanal de par en par en verano, abierto a la brisa mediterránea perfumada de pino verde y azahar tardío. Y de fondo... aquella emisora con aquella voz dulce, brindándome un "pasaje en la noche", donde almas aún despiertas dejaban constancia de sus inquietudes, penas, sueños, amores... Temores.

Qué lejos quedaban entonces mis miedos, sencillamente no tenían cabida en mis versos. El futuro se forjaba en mis poemas de rima asonante y en cuatro acordes que me robaban el habla.

A veces, me transporto hasta aquella diminuta habitación con vistas al mar, que anochecía hermosa en su reducido espacio rectangular y explendorosa amanecía, con su sol naciente acechante y mi constante sueño atrasado acumulado en los pliegues de aquellas finas sábanas de suave algodón estampado.

2 comentarios:

Pedro Luis Ibáñez Lérida. Sevilla. dijo...

Sobre el viejo banco,
poemas que se hacen
aire en mis manos.
Y en mi guitarra,
de suave pluma,
escritura sincera.
El tren, enfilando
las luces del alba,
avanzando sobre
los raíles eternos.
En busca del mar
que alcanza mi voz,
abrigada entre aquellas
finas sábanas blancas.

Un beso de vida.

Gracias por continuar en la senda de La Palabra.

Pedro Luis Ibáñez Lérida

loca_poetisa dijo...

Gracias a ti, amigo Pedro.
Por llegar de repente y hacer la senda más transitable; de infinitas direcciones, de paso compartido... Por el intercambio del vocablo sereno al amparo de tus atenciones.

Beso & abrazo.