viernes, 22 de febrero de 2008

mi parcela de visión nocturna

Expedición Shelios 2000 (foto: M. Díaz Sosa)
- Aurora boreal -
Fiordo de Tasiussaq, Groenlandia

Jamás alcanzaría a mirar ni admirar nunca del todo esta natural maravilla anómala que habitamos a la que llamamos Tierra. Hermoso legado de nuestros ancestros. Herencia de sabios y nobles gentes que nacieron, vivieron y murieron sobre el suelo que ahora pisamos impunemente. Suelo que destruimos y denigramos. Bosques que destrozamos, ríos y mares que contaminamos... Seres vivos que extinguimos y masacramos. Al ser humano no le basta con luchar consigo mismo, con destruir a sus semejantes; sino que se ensaña a menudo de forma enfermiza e inconsciente con su entorno natural, su protector.

Parece que dentro de nosotros, llevamos una innata oscura capacidad de destrucción con todo aquello que nos hace incluso bien, que nos equilibra y nos templa. No sabemos si se trata de un inconformismo biológico, o tal vez educacional... O simplemente de la rabieta de unos seres cósmicamente imperfectos, después de millones de años escasos de evolución.

A veces miro hacia arriba, desde mi particular parcela de visión nocturna... creyendo encontrar las respuestas a cosas complicadas de mi día a día y veo la grandiosa sencillez del universo que intuyo; que crece y se expande sin final, que no tiene otro afán que el de estallar, expandirse y contraerse a su antojo metafísico. También "se crea y se destruye" a sí mismo. Aunque un buen día alguien dijo, casi de forma poética, que simplemente todo se transforma. Pero lo cierto, es que en parte, algo hay de razón en eso de... "... a imagen y semejanza".

No hay comentarios: