
Apoyándose en esta propuesta de contrato-ley (recién inventado el absurdo término), se presupone que los inmigrantes vienen a no complir las leyes, a no trabajar, a no integrarse en la sociedad española. Justos por pecadores, se llama la historia a oídas simples. Pero la realidad es otra bien distinta, ya que en las filas de los nacidos en el seno de la patria también hay insubornidados que a veces quedan impunes por delitos de toda índole. Es costumbre por los delincuentes... incumplir las leyes, vengan de donde vengan.
Para un ciudadano español es costumbre no encontrar trabajo, pero si no lo encuentras viniendo "de fuera"... es porque no quieres. - Es la evidente conclusión que extraigo -
La integración de la gente que viene de otros países a este buscando su sitio, debe ir por otros caminos. Tenemos que intentar construir entre todos una sociedad más pluralista, más justa y respetuosa con todas las culturas. Imponer pues las costumbres españolas propiamente dichas mediante un contrato de dudosa validez e intencionada represión, tal vez pertenezca a otro régimen político y a otras épocas de oscura gobernabilidad anclada en el pasado.
¿Costumbres? Está tan pasado de vueltas el término que hasta hay que ir a un museo para saber más o menos lo que significa. Porque afortunadamente... ¡Cómo cambian las costumbres! Qué viva el mestizaje en toda su extensión.
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