lunes, 11 de febrero de 2008

el favor enemigo

No acostumbro a creerme a mis enemigos. Realmente no sé si los tengo y aunque tampoco me lo he planteado demasiado, adivino que alguno habrá entre mi pasado, mi presente... y hasta tal vez, entre el futuro que se me aproxime. Lo cierto es que me gustaría saber qué opinan de mí y qué razones tienen para evitarme o no, porque seguramente aprendería muchas más cosas de mí misma de las que imagino. Podría ser constructivo, enriquecedor... A la vez que un pacífico proceso para crear o reinventar amistades, cercanías perdidas o simplemente nulos lazos negados por la indeferencia sensorial que precede a la negativa de conocer en profundidad a nuestros semejantes.

¿Sería muy osado animar a mantener conmigo una respetuosa conversación sensata a todo aquel que se sienta o se haya sentido mi enemigo? En mi, conscientemente utópico, replanteamiento de la amistad y enemistad, no veo por qué debiera serlo. Pues a menudo, nuestros fieles amigos acotumbran a ver y exaltar en nosotros aquello evidentemente positivo. Mientras que nuestros detractores, aunque tiendan a exageran nuestros defectos, siempre tendrán un punto de razón menos estudiado e interesante de nosotros. Y por supuesto, no tendrán ningún tipo de pudor en confesárnoslo con todo tipo de detalles. Eso sí, ofreciéndonos también el lógico beneficio de la duda y la posible falta de objetividad, que algún famoso pecado capital, pudiera ocasionar.

No creo que se trate tanto de amar a nuestros enemigos, pero sí de brindarnos mutuamente la oportunidad de conocernos mejor para enriquecernos como personas. Aunque lógicamente, puesto esto demasiado en práctica... El mundo dejaría de ser como lamentablemente es en muchos aspectos negativos. Y... eso ya sería pedir demasiado.

3 comentarios:

laura dijo...

..sin olvidar q los buenos amigos tambien nos dicen algunos defectillos jeje.. aunq quizá con un poco + de tacto. Muakas! Q bonitos los fractales!!! ;O)

loca_poetisa dijo...

Jajaja. Bueno, contaba con eso :o) Los buenos amigos sinceros también nos dices los defectos.

¡Besotes!

Hipólipo de Siracusa dijo...

Los griegos exaltaban mucho la amistad, tal vez sea de una de las cosas que hemos ido perdiendo. El arte de la amistad, de la intimidad, la cercanía... pero esa cercanía franca y honesta que nos ayuda a crecer, aunque a veces las verdades duelan.

Que tengas un lindo día... Tienes unos posts bien interesantes :) Detecto varios gustos comunes.

Un abrazo.