Llueve de nuevo y cada gota es como un pensamiento inocuo huidizo de mi conciencia. Mis huellas húmedas y pasajeras dibujan sus perecederos trazos difusos avanzando por el suelo empapado e incierto. Mientras, callo y escucho el repicar de palabras nacientes de charcos negruzcos... Que aun oscuros como abismos, albergan dormida vida gestante entre fangos perpetuos y turbias aguas de estanque.
Llueve de nuevo, sobre mojado. Y se reciclan los lodos capturando el paisaje en leves segmentos de huecos fluviales... Donde me miro para buscar la evidencia de lo sabido y me asomo a mi reflejo de entre los barros cautivo.