sábado, 25 de febrero de 2006

Transparente

Tú, que estás leyendo. Tal vez esperas uno de mis escritos. Esperas que vuelva a mostrarme. Que mi mente se desplace hacia la tuya y te cuente lo incontable. No puedo, ya me conoces. Soy transparente; así... como soy, simplemente. No hay trasfondo. Clara y certera, como la noche que me espera. Hasta que mañana amanezca... seré la misma de ayer. No quiero ni puedo guardarme nada, que de nada me sirve si tú no lo saboreas. Te regalo lo que soy, y es que no soy nada sin nadie a la espera. Necesito de tod@s, incluso de ti, para darme y mostrarme. Gracias, me reaviva y reconforta tu sigilosa exigencia, llena de rincones inexplorables, al menos para mí. Me hace pensar en lo que no tengo, y en TODO lo que poseo. Es mucho, más de lo que esperaba en este ir y venir de dulce inconsciencia. Debe ser esta la riqueza de la cual hablan los pobres... ¡Qué rica pobreza la mía!

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