Recordaré tu voz grave y firme, pero siempre llena de gracia. Tu mirada verdosa, parda en ocasiones... Clavándose en el infinito y en ninguna parte. Viviste como quisiste y los que te quisimos te seguimos queriendo. Fue tu presencia, escasa y efímera en todos los sentidos; el sino de tu vida y el de los que te rodearon. Sin pena y sin gloria, creo que fuiste feliz... Pues así te recordaré; con tu sonrisa canosa abriéndose efusivamente paso para encontrarme entre la inmensidad del gentío ausente.
domingo, 13 de junio de 2010
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2 comentarios:
bello lo que escribes!
saludos!
Gracias, amiga. Indagaré también en tus letras... Saludos.
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