Quise conocer al hombre cierto, al ser humano que rompió con lo estrictamente estipulado. Al filósofo valiente que dio su vida por sus semejantes más débiles. Al que proclamó paz y amor en tiempos de odio y guerra; al que luchó por la igualdad en años de represión y pobreza. A ese hereje de "su iglesia", que tanto amó a la mujer que la reconoció como igual a sí mismo, haciéndola partícipe de su heróica gesta.
Qué triste que la memoria destruyera La Verdad de Tu Historia. Y qué triste, ver que tus actos sirvieron como engendro horrendo del desvarío mundano que se vistió de oro y sedas. Que hasta de jerarquías, dijeron algunos que, deben saber las creencias...
Y te vistieron de imagen y de icono de insistencia. Se apropiaron de tu nombre, de tu vida, de tus letras...
Ay, Loco Iluminado: ¡Quién supiera bien tu historia! Medio real, legendaria, evangélica o apócrifa... Qué más nos debiera dar, si lo que debe importar lo dejamos escapar al no saber escuchar la humanidad de tu lógica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario