Imagino mi mente en orden, dispando las tormentas que me poseen entre luz y oscuridad. Sueño de noche con mañanas frescas, alentadoras de otras noches venideras... En paz, sosiego y silencio; sin colisiones ni cataclismos. Mientras el cielo ténue sobre la ciudad iluminada de artificiales brillos contaminantes entreabre con sus destellos la percepción de mi yo viajero, ofreciendo al mundo mi inquietud temerosa de expandirme, cual extrarradio de diminuto universo locamente exhimido y desaforado.
martes, 7 de julio de 2009
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