miércoles, 23 de enero de 2008

fuego en mi mente

Y deberé quemar con el fuego de mi mente los despechos de la tuya, pues tanta ira desmedida no tendrá más aprecio en mis desvelos. Que no andamos sobrados de armonías que romper, ni sueños que convertir en pesadillas. Que lo horrendo no borrará lo bello de mis retinas, ni los oídos se volverán sordos por tus vómitos léxicos, tan toscos que hasta faltos de imaginación hiriente tropiezan con tu malévola lengua.

De fuego también tu lengua, de acero tus aceleradas y envalentonadas manos, de trapo tu alma desdichada; perdida... Poco menos que muerta en este jardín de vida donde los cuerdos de corazón pretendemos caminar día a día.

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