viernes, 5 de octubre de 2007

insignificantes

foto: E.G.

Qué insignificantes somos bajo el cosmos infinito. Nuestros nombres se vuelven tenues y nuestros rostros borrosos ante tanta inmensidad. Nos enorgullecemos de ser pequeñas máquinas biológicas, resultado de un azar no del todo indagado. Imperfectos seres inmersos en una especie de estado vacacional, de pasada por este paraíso incomprensible de espacio tiempo.

Rodeados de puertas dimensionales tras agujeros de gusano; estamos a merced de asteroides, supernovas, cometas y demás cuerpos astrales. Pero preferimos estar pendientes de los estímulos eléctricos que nuestro cerebro nos proporciona para amar, odiar, luchar, apaciguar, crear, destruir, civilizar… pero para preferiblemente sentir sin más.

¡Cuántos mundos ahí afuera! Y cada cual en el suyo propio; tan hermoso, complicado… y a menudo tan inexplorable, como el que nos alberga.

No hay comentarios: